Cada vez que las veo me preguntó muchas cosas.
¿Cuántos pasajeros le habrán conocido?
¿Cuántos de ellos le habrán perdido?
¿Cuántos anhelan ver su rostro de nuevo?
¿Cuántos jamás volverán a cruzar palabra?
¿Cuántos morirán sin haberlo logrado?
¿Cuántos afortunados tendrán el privilegio de tener en el
asiento de al lado, precisamente, al amor de su vida?
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