Cuando el viejo discurso estaba
cayéndose a pedazos vino el tiro de gracia, ellos se habían separado. Sin tener
a quien seguir, estaba claro que cada quien tendría que hacerse su propio
camino. El discurso estaba fraccionado y cada una de sus partes escogió un
sendero diferente. A partir de ese momento, que es hoy es una revelación, nada
fue lo mismo.
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