miércoles, 2 de diciembre de 2020

Mea Culpa

 

En esa etapa, pese a mi experiencia con pacientes como ella, su caso me parecía muy particular como para, simplemente, creer en su fingida mejoría.

Cualquiera, en mi lugar, habría procedido a extender una receta simple y reducir las visitas, en la medida de lo posible, al mínimo. Pero el expediente me decía que no debía de confiarme, el historial clínico, de mi puño y letra, evidenciaba los intentos fallidos por recompensar su perdida lucidez.

No obstante, era ostensible el deseo de prolongar la relación conmigo, su terapeuta. Debí haber pedido consejo, mirándolo en retrospectiva, era la mejor estrategia a la que podría recurrir. Obvié datos, simplifiqué la sintomatología.

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