- Hirvió con suma dedicación el agua. A continuación, mejor dicho, casi en simultáneo a su supervisión de la ebullición del vital elemento cortó las zanahorias en unas láminas delgadas que bien podrían haber sido transparentes.
- Vertió unas gotas de aceite en un sartén que denotaba signos de uso y desgaste, pero también de inigualable higiene y una limpieza casi maníaca.
- Picó la cebolla fina, con un gesto que parecía una sentida disculpa.
- Puso la salsa en el sartén y, con sumo cuidado, mezclaba los aliños con ambas manos. A ojos de cualquier espectador era una coreografía perfecta.
- Viéndole accionar en la cocina fue que se enteró de que estaba de verdad enamorada de él.
miércoles, 5 de diciembre de 2018
Amor culinario
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