La busqué, si es cierto, la busqué.
Siendo el ser más empírico y científico decidí probar.
¿Qué podría perder? Solo un par de minutos y las monedas que, de todos modos, jamás usaría para nada bueno.
La gitana estaba por allí.
Siendo el ser más empírico y científico decidí probar.
¿Qué podría perder? Solo un par de minutos y las monedas que, de todos modos, jamás usaría para nada bueno.
La gitana estaba por allí.
Quise que me viera la suerte en la mano.
Se acercó, palpó mi brazo.
Me tanteó.
Me tanteó.
No pudo leerme las líneas, pues no había
ninguna.
Suerte tampoco, y quien sabe de cuando no la había.
Suerte tampoco, y quien sabe de cuando no la había.
Ni siquiera una mano tenía.
Jocoso, ¿No?
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