Despertó decidido a darse todos los placeres permitidos en
ese día soleado que le había obsequiado el gran arquitecto. El alba estaba a
punto de hacerse presente cuando abrió los ojos.
Comenzó cargando música nueva en su mp3 y quitando su
envoltura a un libro el cual le saludó amablemente con su aroma virginal.
El goce está en todas partes…
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