No estoy vivo, tampoco estoy muerto. Simplemente estoy. ¿Dónde?, no lo sé.
Veo mi cuerpo desde lejos, está tal cual lo dejé. Hacían años ya de que empecé a deambular por todo sitio.
Abdón y Paloma me hablan y me hablan.
No oigo lo que dicen, no lo entiendo, no comprendo sus palabras ni tampoco el porque las están hoy hilando frente a mí.
Siento que mis pies se deshacen, dejo de sentir las piernas, el estómago se me vacía, los brazos se hacen aire y finalmente mi cabeza y mi conciencia se esfuman.
Mi sensación de no tener cuerpo cesa, abro los ojos y empuño la katana con seguridad.
Estoy de vuelta y debo matar a estos osos repugnantes y gigantes que se quieren abalanzar sobre mí. Soy más joven que mis hijos y, aunque menos poderoso, debo defenderlos y protegerlos de estos enemigos a los que no pude derrotar cuando aún no se habían inflado.
Muchas eras han pasado, ni siquiera reconozco el campo de batalla.
Cuando exterminé a los osos, solo en ese momento pude explorar la tierra como otrora lo hiciese.
Veo mi cuerpo desde lejos, está tal cual lo dejé. Hacían años ya de que empecé a deambular por todo sitio.
Abdón y Paloma me hablan y me hablan.
No oigo lo que dicen, no lo entiendo, no comprendo sus palabras ni tampoco el porque las están hoy hilando frente a mí.
Siento que mis pies se deshacen, dejo de sentir las piernas, el estómago se me vacía, los brazos se hacen aire y finalmente mi cabeza y mi conciencia se esfuman.
Mi sensación de no tener cuerpo cesa, abro los ojos y empuño la katana con seguridad.
Estoy de vuelta y debo matar a estos osos repugnantes y gigantes que se quieren abalanzar sobre mí. Soy más joven que mis hijos y, aunque menos poderoso, debo defenderlos y protegerlos de estos enemigos a los que no pude derrotar cuando aún no se habían inflado.
Muchas eras han pasado, ni siquiera reconozco el campo de batalla.
Cuando exterminé a los osos, solo en ese momento pude explorar la tierra como otrora lo hiciese.
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