Creo que di unas cuatro vueltas a la manzana antes de envalentonarme a
entrar a la granja Bosque Sonoro, la granja de Rafael, el gran Rafael Gantz.
El predio era grande y estaba rodeado de pinos, eucaliptus, álamos y olmos, que servían para reforzar la reja metálica que protegía la casa. Hice mi plan y con mucha rapidez escalé por una puerta clausurada y salté por un pequeño espacio que había entre dos enormes árboles.
No lo pensé mucho, por suerte un montón de hojas amortiguó mi caída y el ruido que esta pudiera haber causado.
El predio era grande y estaba rodeado de pinos, eucaliptus, álamos y olmos, que servían para reforzar la reja metálica que protegía la casa. Hice mi plan y con mucha rapidez escalé por una puerta clausurada y salté por un pequeño espacio que había entre dos enormes árboles.
No lo pensé mucho, por suerte un montón de hojas amortiguó mi caída y el ruido que esta pudiera haber causado.
Aproveché de cubrirme con las hojas para analizar los movimientos de
los guardias. Si todo salía bien podría conocer a Rafael.
Al más grande de todos…
Al más grande de todos…
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