martes, 13 de febrero de 2024

Naturalismo

Nunca le había dicho que posara. 

A ella le encantaba posar y ser retratada, pero nunca aprobó alguna foto que hubiera tomado él.

Claro, a él le parecía que la gente debe pasar a la posteridad en una imagen mostrando, honestamente, su personalidad. Por eso le tomaba fotos a escondidas, cada vez que podía.

Mientras miraba televisión, cocinando, durmiendo, cuando se quedaba atrapada observando desde el balcón del quinto piso a la nada, cuando leía, esperando el autobús, almorzando, especialmente cuando ella revisaba el celular. Centenas de fotos, a diario.

Tiempo después, un par de meses después de que ella diera por concluida su relación dando como excusa el aburrimiento, se encontró con un vasto grupo de efigies olvidadas. En todas su rostro era de  fastidio, de tedio, de odio incluso.

Esa era ella.

Esa era ella en la realidad.

¿Cómo había sido tan ciego?

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