En ocasiones, haciendo cualquier cosa, lo recordaba.
Tobalala…
Se reía.
Tobalala…
Le daba risa el saber que nunca, nunca, nunca, nunca
pronunció bien aquello.
Tobalala…
Lo escuchaba en su mente, pero con la voz de ella, y el
corazón se le fundía en cariño y memorias gratas e inevitables.
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