Salí a darle su ración de alimento a mi perro y cuando ya se le acabó empezó a cantar un verso mocho por ponderación. Me quedé de una pieza mientras le escuchaba, entona muy bien y hace bonitos fraseos.
Paralizado y con cara de sorpresa le seguí oyendo por algunos momentos, súbitamente se calló.
A los pocos instantes preguntó con cierto aire de desafío: - ¿Qué?, ¿Acaso los perros no podemos cantar?
No atiné a responder. Me consta que hasta los perros pueden cantar.
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