… Su madurez era mayor. Parecía estar más preparado que en las
temporadas previas, había crecido y estaba menos ansioso.
La presión era la misma, pero ya tenía tres… perdón, dos campeonatos
más la descalificación.
Hasta que tuvo ese accidente y se dio cuenta, por primera vez, de que
no era infalible. Experimentó el peligro en primera persona de la manera más
real que puede haber, afortunadamente para él no hubo heridas serias que
lamentar. Le revisé y al cabo de una media hora pudo irse a casa por sus propios
medios. Desde ese momento se volvió extremadamente humilde, siempre lo había
sido, pero ahora era algo así como un iluminado. Tuve una relación muy cercana
con él, creo que es el piloto al que he logrado acercarme más en mis casi
cuarenta años de carrera como profesional de la salud en las pistas de carrera.
Era un ser humano mágico… mágico…
Fui a la rueda de prensa y me despedí de él, le dije que se cuidara,
que tenía mucho por ofrecer. Respondió: Haré lo posible.
Quince minutos después estaba revisando la calibración de los alerones
de su auto…
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