Si hubiese sabido que cinco minutos diarios de saltar la
cuerda le harían tan bien, sin duda habría comenzado mucho antes.
Si hubiese sabido que cinco minutos diarios de saltar la
cuerda le harían tan bien, sin duda habría comenzado mucho antes.
Se inquietó…
Entró en estado de alarma…
Pensó en algún terrible accidente.
Le preguntó por su estado de salud. Cuando volvió a leer la
publicación cayó en cuenta de que los detalles estaban publicados en una red
social en la que le había bloqueado.
Eso, junto con la insistencia de la musa de decirle que
estaba feliz, le hizo sentirse ridículo.
- “Si ella hubiese querido que me enterara, ya me habría
contado” – Pensó.
Ella estaba de gira, rodeada de amigas y colegas, ponía
fotos bonitas junto a su texto, estaba haciendo lo que le gustaba. Además, si
hubiese estado pasando un mal momento, difícilmente hubiese tenido tiempo de
subir veinte fotos de bitácora.
Se sintió más ridículo.
- “Ok, saludos”-. Fue lo que terminó escribiendo.