Hola, soy XXXXXXXX y estoy ocupada. Por favor, deja tu mensaje después del tono.
BLEEEEEEEEEEEEP.
Marcaba una vez en la mañana, al sentarse en su escritorio,
y otra cuando estaba preparando sus cosas para volver a casa. Era una rutina
que necesitaba. Si ese buzón de voz se hubiera desactivado, su vida habría
dejado de ser la misma.
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