Y, a futuro, sus fanáticos pensarían que eligió ese bajo por
la estética, por el sonido, por la comodidad.
Seguramente, ninguno imaginaría que compró el único que su
bolsillo, en cuotas demasiado amables e igualmente esclavizantes, podía solventar
estando en ese país tan gélido.
Nadie sospechaba, tampoco, que desde día en adelante ese
pequeño instrumento se transformaría en el ícono más importante para quienes
decidieran enfrentar las cuatro cuerdas graves.
No hay comentarios:
Publicar un comentario