Mis hijos ya no están. Les asesinaron a
tración y no pudieron defenderse. Las armas que usa la gente moderna no dan
lugar a duelo y sus heridas queman, destruyen y además carecen de todo arte.
Vi como ambos fueron aniquilados y desde el
lugar en el que estoy, mas no soy, nada pude hacer. No puedo volver a la vida
nuevamente y sé que mi tiempo se está diluyendo. Nada de lo que pretendí
construir permaneció, ni mi familia, ni mis hijos, ni la mujer a la que le di
la vida.
Mi escuela se ha perdido y todos quienes
combatieron a mi lado han muerto o han decidido quitarse la vida. Yo sigo aquí deambulando, nada cambiará
alrededor y los minutos se hacen eternos y llenos de recuerdos.
Arrasaron con nosotros solo por el gusto de
destruir, nos aniquilaron y ya nada somos.
Cuando mi espíritu se desvanezca no quedará
nadie, ni nada para que nos recuerden. Con suerte seremos una leyenda a
mencionar en, con suerte, media plana de un libro.
Lo que veo se hace borroso y oscuro, tengo la
vista cansada.
No quiero cerrar los ojos, si lo hago sé que
no se abrirán nunca más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario