Abrí el libro con muchas ansias. Era el primer escrito oficial de
Vieuxtemps, escasísimo.
Pocos ejemplares habían sobrevivido al fuego encendido
por la llama del fanatismo político. Tener uno en las manos, de primera
edición, parecía un hecho de ciencia ficción.
En la primera página leí:
Dedicado especialmente a mi padre y la muerte, ya que cuando ambos se
encontraron nadie pudo poner trabas a mi afán de escribir.
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