Cuando despierto, a veces, me gustaría ser un animal para permitirme no
tener conciencia de lo que le sucede al mundo y al micro-universo que habito.
Cuando despierto, a veces, me gustaría ser un dios para tener acceso al
destino y lo que este tiene escrito para mí.
Pero no soy ni seré ni lo uno ni lo otro, creo que debo conformarme con
vivir así, a tientas, a ciegas, en una luminosa oscuridad.
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