-Si con quien andas
me dices,
puedo decirte quien
eres.
- Jamás ando con
mujeres.
- Pues, serás de los
felices.
Es un ángel mi
querida,
la adoro con todo
esmero,
hasta en el Edén hay
peros,
y uno tiene la
elegida.
Es celosa, es aguerrida
si gustan se los
precise.
Hasta ordena que le
avise,
señalando muy
conciso:
“Solo te daré
permiso
si con quien andas
me dices”.
Menudo problema el
mío,
exigir explicaciones
cuando no entiende
razones,
¿Dónde queda mi
albedrío?
¿Para qué los amoríos?,
Soy feliz con sus
quereres.
Pero, se enoja y
sugiere,
mientras se arma de
un sartén:
“Yo te conozco muy
bien,
puedo decirte quien
eres”.
Si intento calmar
sus gritos
eso muy poco le
place,
como púgil me
deshace
a charchazos y a
chirlitos;
transformando en
meteoritos,
luego, todos mis
haberes.
Mis posesiones y
enseres
están rotos o
maltrechos
aunque sabe que es
un hecho;
jamás ando con
mujeres.
Hacen burlas mis
amigos,
me molestan los
colegas,
en el barrio y en la
pega
ni uno quiere hablar
conmigo.
Nadie aspira a ser testigo
de este penar que
maldice.
Solamente algo mal
hice
fue darle el sí y
hoy me entero;
que al permanecer
soltero
pues, serás de los
felices.
Por fin, no todo es tan malo
porque hay ratos de concilio
que hacen del amor idilio,
grande dicha y un regalo.
Al olvidarse del palo
entrega su corazón.
Si da al celo conclusión
muda en luz, alba y aurora,
y puedo elegir la hora
de acostarme en el sillón.
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