Los niños han crecido mucho.
Me doy cuenta de cómo han perfeccionado su
técnica cuando los miro entrenar. Abdón tiene un revés increíble y la
ambidiestría se revela como su gran fortaleza. Cuando tiene dos katanas en las
manos es prácticamente invencible.
Paloma se defiende muy bien y espera con calma
el error de su adversario, no se apresura, no se precipita y hace con gran
precisión contraataques interesantes.
Algún día los niños ya no necesitarán de mi
entrenamiento. Quiera el ser superior infinito que no me deba enfrentar a ellos.
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