…Creo que esas mismas cosas me hicieron pensar en irme de la casa tan
joven. A los 13 años ya no soportaba a nadie. No sabía lo que significaba el
concepto de padre, salvo por las escasas visitas que tenía del mío y en las que
parecía ni siquiera estar presente. No escuchaba a
mi mamá, los gritos ya me habían cansado y mis hermanos jamás quisieron ser
sensibles a la música. Según ellos era una pérdida de tiempo. En cuanto dijeron
eso, me perdieron. Desde hace unos diez o doce años que no
tengo noticia de ellos. Aparecieron en uno de mis primeros conciertos, de los
importantes. Estuvieron allí, fueron un par más en un mar de 70.000 o 75.000
personas en un estadio. Pagaron sus entradas como cualquier otro. Entraron a los camarines, dijeron que mi música les encantaba ¿Para qué? No supe de que
hablarles…
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